Es difícil estimar la energía almacenada por el cuerpo humano en el momento que se produce una caída.
Al contrario de un salto que la persona se prepara para absorber la onda de choque, la caída no advierte.
En este último caso la absorción es sumamente inferior y la fuerza del impacto puede llegar a ser 4 0 5 veces superior a aquella registrada en el simple caso del salto.