Joseph Maurice Ravel, o simplemente Maurice Ravel, fue un compositor, pianista y director de orquesta francés.
Se le considera como uno de los precursores del impresionismo musical, con un amplio legado de obras que incorporan elementos del barroco, neoclásico y jazz. Sin duda, su obra más famosa es el Bolero. Una pieza que para mi gusto es sensual, hipnotizante, erótica.
Para entender las razones, les cuento un poco su historia.
La historia del Bolero se remonta a 1927, cuando la bailarina rusa Ida Rubinstein le encargó a Maurice Ravel que compusiera un “ballet de estilo español”.
Inicialmente consideró orquestar seis piezas de Iberia de Isaac Albéniz. Sin embargo, el problema era que los derechos de Iberia eran propiedad exclusiva de su antiguo alumno, Enrique Arbós. Aunque Arbós renunció generosamente a estos derechos, Ravel abandonó la idea y comenzó a preparar una partitura original.
Ravel, cuyas raíces estaban en el País Vasco en la frontera franco-española, originalmente llamó a la pieza Fandango. Por romántico que parezca, Ravel dijo que la composición pulsante y rítmica se inspiró en una de las fábricas que había visitado con su padre, que era ingeniero.
Ravel había tenido por mucho tiempo la idea de construir una composición a partir de un solo tema que crecería simplemente a través del ingenio armónico e instrumental. El famoso tema de Bolero le llegó de vacaciones en Saint-Jean-de-Luz, una comunidad francesa en los Pirineos Atlánticos.
Estaba a punto de nadar cuando llamó a un amigo al piano y, tocando la melodía con un dedo, le preguntó: “¿No crees que tiene una calidad insistente? Voy a intentar repetirlo varias veces sin ningún desarrollo, aumentando gradualmente la orquesta lo mejor que pueda.”
Comenzó a trabajar en julio. Según los estándares de Ravel, la pieza se completó rápidamente, en cinco meses: tenía que estar lista para que Rubinstein hiciera una coreografía.
Bolero tuvo su primera presentación en la Ópera de París el 20 de noviembre de 1928. Rubinstein y la coreógrafa Bronislava Nijinska tuvieron la idea de presentar la pieza en una escenografía que representara una taberna española. Ravel hubiera preferido un escenario más industrial, como una fábrica que reflejara la naturaleza mecánica de la música.
El estreno fue aclamado por una audiencia que vitoreó al finalizar la presentación. Hay historias que cuentan que una mujer gritó: “¡Au fou, au fou!” (¡Loco, loco!”). Cuando Ravel se enteró de esto, según los informes, respondió: “Esa señora … ella entendió”. ¿A qué se refería?
La implacable percusión apuntala la totalidad del trabajo de 15 minutos mientras Ravel se basa inexorablemente en la melodía simple interpretada por los instrumentos de viento de la orquesta, hasta que finalmente libera la tensión acumulada con una explosión final que asemeja a unos fuegos artificiales.
Se podría afirmar que el Bolero de Ravel es un gran estudio en el arte de la orquestación y presenta a al compositor francés como un maestro del arreglo, que supo aprovechar al máximo una idea musical fugaz.
Pero en los últimos años, los estudiosos y doctores han ofrecido otra posible explicación. Sugieren que la repetición en Bolero podría reflejar una manifestación de la enfermedad de Alzheimer, demencia o algún otro deterioro mental grave.
La perseveración, un síntoma de Alzheimer, es la obsesión de repetir palabras o acciones, y podría haber sido la mente maestra detrás de la obra más popular de Ravel.
Se sabe que a partir de 1927 o 1928, el año en que escribió Bolero, Ravel comenzó a experimentar problemas de salud desconcertantes. En los últimos cinco años de su vida, el acto de componer se volvió extremadamente difícil y perdió la capacidad de escribir su música.
Bolero se convirtió en la composición más famosa de Ravel, para sorpresa del compositor, quien había predicho que la mayoría de las orquestas se negarían a tocarla.
La pieza comenzó a aparecer en contextos sensuales en la década de 1970. Su destino como una selección de luces bajas se selló con su prominente inclusión en una de las icónicas escenas de cine cinematográficas de la década: la escena entre Bo Derek y Dudley Moore en la película 10 de Blake Edwards.
“¿Alguna vez lo hiciste con el Bolero de Ravel?” pregunta el personaje de Bo Derek, Jenny, a George interpretado por Dudley Moore. La seducción se consuma con los primeros acordes de la icónica pieza.
La película fue tan exitosa que convirtió a Bolero en uno de los números musicales más caros para licenciar para su uso en futuras películas, ganando un millón de dólares al año para el patrimonio del compositor… pero esa, es otra historia.
Comparto esta bella versión, bajo la batuta del Maestro Gustavo Dudamel con la Filarmónica de Viena, una de las mejores del mundo