«Dilo alto, dilo claro
Lo puedes oír tanto como escucharlo
Es demasiado tarde cuando ya hemos muerto
Para admitir que no estábamos de acuerdo…»
Hasta que apareció «Over My Shoulder», se llegaba a conocer a Mike & The Mechanics casi de rebote.
Los entusiastas fans de Genesis, melómanos insaciables, descubrían que el guitarrista de esta banda mítica, tenía un grupo paralelo: Mike & The Mechanics.
Mike era Mike Rutherford, que se acompañaba de otros músicos, no por eso de menor talla, como el ya fallecido Paul Young, o el conocido cantante Paul Carrack.
Si bien su primer álbum tuvo bastante éxito, es con este segundo, llamado «Living Years», con el que obtuvieron una gran repercusión mundial, sobre todo gracias a este tema intimista, que da título a su disco y que relata magníficamente las dificultades de la comunicación entre padres e hijos: los conflictos generacionales.
Cuando le preguntaron en una entevista a Mike Rutherford qué fue lo que inspiró para componer The Living Years, la bella canción que ahora comparto con Ustedes, contestó: «La letra fue escrita por B.A.Robertson y la canción cuenta algo que él vivió. Perdió a su padre y trata de la falta de comunicación que había entre su padre y él, antes de morir. Es una ironía del destino, ya que tuvo un bebé justo después de perder a su padre. Curiosamente, a mí me sucedió lo mismo. Por eso esta canción significa mucho para mí».
«The Living Years» nos invita a reflexionar sobre el poco tiempo que nos da la vida. Tan escueta es, que debería ser aprovechada intensamente, no malgastándola estando a la defensiva, perpetuando rencillas, que a la larga enrarecen todo. Deberíamos confiar en nuestros padres, lograr que nuestros hijos lo hagan con nosotros, no ocultando nuestros sentimientos y dejar de tener ese temor absurdo a decir todo aquello que sentimos, a quien tenemos tan cerca y a quien les debemos todo.
No lo vemos, pero el tiempo se nos va escapando, como un puñado de arena entre las manos y si no lo cambiamos, tal vez llegue un día en que todo será demasiado tarde.
Escuchando la canción, viene a mi memoria la preciosa pluma de Francisco Sosa Escalante, quien nos lega «En la muerte de mi padre»…
«Como destroza el huracán bravío
Antiguo roble poderoso y fuerte,
Al golpe así de la implacable muerte
Bajaste al antro del sepulcro frío.
¡Oh padre bondadoso! ¡padre mio!
Perdón si estuve, por mi adversa suerte,
Tan distante de ti para ofrecerte
De mis ardientes lágrimas el río.
Si es verdad que se mira desde el cielo
Lo que pasa en el mundo infortunado,
¡Oh padre de mi amor! mira mi duelo,
Y a Dios implora porque el hijo amado
Funde constante su ardoroso anhelo
En merecer llevar tu nombre honrado».
Un dato interesante de la canción original: las voces secundarias fueron cantadas originalmente por un coro de iglesia.
Al igual que a Robertson y Mike Rutheford, me quedaron tantas cosas por decir a mi padre, que la canción cada vez que la escucho me conmueve profundamente… y es tarde, muy tarde ya…