«En el caso de «Sulky», tenía una base rítmica con un sampler de un vinilo de los años ’60 de Domingo Cura y me dije: «¿Por qué no llamarlo y reemplazar el sampler por el original?»
Y cité al verdadero creador de esa muestra que había utilizado. Es un tipo de 85 años que sigue tocando como si tuviera 21 y es el referente de la percusión en el folklore. Cuando llegó el momento de grabar «Sulky», lo llamamos a Domingo.
Yo quería que él tocara en vivo, pero me sorprendió queriendo tocar sobre su propio sample. Fue una experiencia buenísima ver la juventud de la música a través de una persona que, desde los años, no es joven. Y ahí me bajó la ficha: mi juventud depende de eso, de ese espíritu. La energía que desplegó en el estudio me hizo reescribir la letra: «Ser como piedras perfectas, imaginarnos de viejos». Y me dejó la sensación de que la música no tiene edad.
La verdad es que escribí un párrafo cuando lo estaba viendo tocar. Y mirándolo a él en acción, con esos bombos que tienen esa sequedad; son instrumentos que realmente reaccionan con el clima, y él tenía que ir afinándolos.
Yo tenía muy presente la idea de la sequedad. Había hecho un viaje a Balcarce, que es un lugar muy lindo: la típica pampa salpicada por sierras que son las más antiguas del planeta. La erosión es tremenda; te produce un efecto «sabiduría de millones de años».
Entre eso y verlo a Domingo sacándole emoción a la madera, terminé la letra.
Cuando estábamos grabando, alguien, ahora no me acuerdo quién, me dijo que Domingo tiene 85 años. Yo no lo podía creer.
Después, en un par de reportajes comenté lo de la edad sin saber que estaba metiendo la pata. Un día me llama Domingo para decirme que estaba fascinado por el resultado de la canción. Al final de la charla me dice: «Che, hacéme un favor, no digas más que tengo 85 años porque me estás mandando a la tumba. Tengo 72». Me quería morir.” –
Textual, del recordado Gustavo Cerati…